sábado, 27 de marzo de 2010

LOS SECRETOS DE MACIEL

POR LYDIA CACHO

Ante miles de denuncias por setenta años de abusos sexuales a niños y niñas por parte de sacerdotes católicos, el Papa Benedicto XVI pidió perdón públicamente y el Obispo de Irlanda renunció. Pero ahora que la Iglesia católica ha dado el mea culpa la pregunta que se hacen las familias de las víctimas es ¿pagará la Iglesia la reparación del daño de todos los niños abusados, no solamente en Irlanda?

Quien crea que a “los niños se les olvida el abuso” se equivoca y contribuye al estrés postraumático de las víctimas. Otra cosa muy diferente es que puedan sanar el abuso con ayuda especializada. Está claro que no todos los niños abusados se convierten en abusadores, pero un porcentaje sí lo hace, porque desarrolla una desviación que tiene menos que ver con la sexualidad y más con el abuso de poder erotizado hacia la infancia.

En términos generales los pedófilos, como estos sacerdotes, tienen una fascinación con el poder de controlar a otros seres humanos. En la mayoría de casos son tiernos y amables con sus víctimas.

Un psiquiatra me dijo que si alguien se hubiera atrevido a hacer un perfil psiquiátrico a Maciel, no habría adquirido el poder que tuvo. A los pedófilos los expertos los definen como hombres con personalidad narcisista (a menudo presumen de sus actividades pedófilas, e incluso a mayor edad se dejan ver en lugares públicos rodeados de niñas y niños) Tienen claras preferencias de género, la mayoría son heterosexuales que elijen niñas, pero si no pueden, entonces abusarán de niños accesibles, bellos y delicados. Los pedófilos buscan empleos y situaciones para estar con infantes; generalmente tienen prestigio o respeto en su comunidad. Desarrollan redes sociales fuertes (incursionan en grupos masculinos sólidos, sectas, iglesias, grupos deportivos que les den estatus) Coleccionan objetos (los pedófilos guardan fotos de sus víctimas, juguetes e incluso videos o diarios de los abusos). Está claro que no todos los Legionarios son abusadores, pero sí han sido encubridores y tienen una responsabilidad social. Resarcir el daño a los niños abusados pasa necesariamente por pedirles perdón, pero también por darles la terapia necesaria para que introyecten la idea de que lo que vivieron no lo merecían y jamás deben reproducirlo. Hacer política está bien, pero resarcir el daño y asegurar que no vuelva a suceder es lo verdaderamente trascendental ¿Para cuándo?

jueves, 25 de marzo de 2010

Ratzinger ocultó abusos de un cura a 200 niños sordos


Ratzinger ocultó abusos de un cura a 200 niños sordos
Nueva York, EE.UU. 25 de Marzo de 2010 (20Minutos/NYTimes) | Por Oscar De Madrid
Joseph Ratzinger, actual cabeza de la Iglesia Católica

Joseph Ratzinger, actual cabeza de la Iglesia Católica

Las máximas autoridades del Vaticano, incluido el entonces futuro Papa Benedicto XVI, encubrieron a un sacerdote estadounidense que abusó sexualmente de unos 200 menores sordos, según documentos obtenidos y revelados este jueves por The New York Times.

La correspondencia interna de obispos en Wisconsin directamente al cardenal Joseph Ratzinger, el futuro Papa, muestra que mientras los responsables eclesiásticos discutieron sobre la expulsión del cura, la prioridad mayor fue proteger a la Iglesia del escándalo, asegura el diario.

Los documentos proceden de la causa judicial abierta contra el reverendo Lawrence C. Murphy, que trabajó durante más de 20 años, entre 1950 y 1974, en una escuela para niños sordos de Wisconsin. El arzobispo de Milwaukee en 1996, Rembert G. Weakland, envió dos cartas informando de ello, sin obtener respuesta, al cardenal Ratzinger, que entonces dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes llamado “Tribunal de la Inquisición”), encargada de estudiar esos casos.

Después de ocho meses, el segundo responsable al frente de la doctrina oficial católica, el cardenal Tarsicio Bertone, actualmente secretario de Estado del Vaticano, ordenó a los obispos de Wisconsin iniciar un juicio canónigo secreto que podría haber terminado con al expulsión de Murphy del sacerdocio. Sin embargo, Bertone paró el proceso después de que Murphy escribiese personalmente a Ratzinger diciéndole que ya se había arrepentido y que estaba enfermo. “Sólo quiero vivir el tiempo que me queda en la dignidad de mi sacerdocio”, afirmaba el cura en la carta que envió al futuro Papa cuando ya se encontraba próximo a la muerte, que ocurrió en 1998.

“Solicito su bondadosa ayuda en este asunto”, añadía. Murphy nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia e incluso la Policía y los fiscales hicieron caso omiso a las declaraciones de las víctimas, según los documentos en poder de The New York Times, que los obtuvo de los abogados de cinco hombres que demandaron a la Archidiócesis de Milwaukee.

En 1974, el sacerdote fue trasladado por el arzobispo William E. Cousins de Milwaukee a la Diócesis de Superior, en el norte de Wisconsin, donde pasó sus últimos 24 años trabajando con niños en colegios, iglesias parroquiales y en un centro de detención juvenil, según el diario. The New York Times cita al portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que reconoció que era un caso “trágico”, pero añadió que el Vaticano no fue informado hasta 1996, años después de que las autoridades civiles investigaran y cerraran el caso.

El miércoles se conició además que el Papa había aceptado la dimisión de otro obispo irlandés por abusos a menores.
Dimitió otro obispo irlandés

El Papa Benedicto XVI ha aceptado este martes pasado la dimisión del obispo irlandés John Magee, que ha sido acusado de mala gestión por los casos de abuso sexual en su diócesis de Cloyne, al sur de Irlanda, según ha confirmado el Vaticano a través de un comunicado.

La nota precisa que el motivo de la renuncia es el indicado en el punto 401.2 del Código de Derecho Canónico, en el que “se ruega encarecidamente al obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Magee, de 73 años, trabajó en el pasado en Roma como secretario personal de los pontífices Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. En 1987 fue nombrado obispo de Cloyne por Juan Pablo II.

Tras conocer que Benedicto XVI había aceptado su dimisión, Magee ha pedido “sinceramente perdón” a todas las personas que han sufrido abusos por parte de sacerdotes durante los años en que él era obispo de Cloyne. “A todos aquéllos a quienes he fallado de alguna manera o he hecho sufrir a causa de alguna omisión, les pido perdón” y “asumo toda la responsabilidad” de los errores cometidos en relación a este tema, añadió.

En realidad, Magee presentó su dimisión y se apartó del Gobierno de la diócesis hace un año, como consecuencia de la publicación de un informe en el que se le acusaba de no haber adoptado las medidas necesarias contra al menos dos sacerdotes pedófilos.

La denuncia sobre estos escándalos había sido presentada por el National Board for Safeguarding Children in the Catholic Church in Ireland (NBSC) y es independiente de los informes gubernamentales Ryan y Murphy, que son los que provocaron la grave crisis que está viviendo la Iglesia irlandesa en estos momentos.

Desde que estalló el escándalo, ya han presentado su dimisión cinco obispos irlandeses, aunque, por el momento, el Papa sólo ha aceptado la de Magee y la del obispo de Limerick, Donald Brendan Murray.
Nueva York, EE.UU. 25 de Marzo de 2010 (20Minutos/NYTimes) | Por Oscar De Madrid
Joseph Ratzinger, actual cabeza de la Iglesia Católica

Joseph Ratzinger, actual cabeza de la Iglesia Católica

Las máximas autoridades del Vaticano, incluido el entonces futuro Papa Benedicto XVI, encubrieron a un sacerdote estadounidense que abusó sexualmente de unos 200 menores sordos, según documentos obtenidos y revelados este jueves por The New York Times.

La correspondencia interna de obispos en Wisconsin directamente al cardenal Joseph Ratzinger, el futuro Papa, muestra que mientras los responsables eclesiásticos discutieron sobre la expulsión del cura, la prioridad mayor fue proteger a la Iglesia del escándalo, asegura el diario.

Los documentos proceden de la causa judicial abierta contra el reverendo Lawrence C. Murphy, que trabajó durante más de 20 años, entre 1950 y 1974, en una escuela para niños sordos de Wisconsin. El arzobispo de Milwaukee en 1996, Rembert G. Weakland, envió dos cartas informando de ello, sin obtener respuesta, al cardenal Ratzinger, que entonces dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes llamado “Tribunal de la Inquisición”), encargada de estudiar esos casos.

Después de ocho meses, el segundo responsable al frente de la doctrina oficial católica, el cardenal Tarsicio Bertone, actualmente secretario de Estado del Vaticano, ordenó a los obispos de Wisconsin iniciar un juicio canónigo secreto que podría haber terminado con al expulsión de Murphy del sacerdocio. Sin embargo, Bertone paró el proceso después de que Murphy escribiese personalmente a Ratzinger diciéndole que ya se había arrepentido y que estaba enfermo. “Sólo quiero vivir el tiempo que me queda en la dignidad de mi sacerdocio”, afirmaba el cura en la carta que envió al futuro Papa cuando ya se encontraba próximo a la muerte, que ocurrió en 1998.

“Solicito su bondadosa ayuda en este asunto”, añadía. Murphy nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia e incluso la Policía y los fiscales hicieron caso omiso a las declaraciones de las víctimas, según los documentos en poder de The New York Times, que los obtuvo de los abogados de cinco hombres que demandaron a la Archidiócesis de Milwaukee.

En 1974, el sacerdote fue trasladado por el arzobispo William E. Cousins de Milwaukee a la Diócesis de Superior, en el norte de Wisconsin, donde pasó sus últimos 24 años trabajando con niños en colegios, iglesias parroquiales y en un centro de detención juvenil, según el diario. The New York Times cita al portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que reconoció que era un caso “trágico”, pero añadió que el Vaticano no fue informado hasta 1996, años después de que las autoridades civiles investigaran y cerraran el caso.

El miércoles se conició además que el Papa había aceptado la dimisión de otro obispo irlandés por abusos a menores.
Dimitió otro obispo irlandés

El Papa Benedicto XVI ha aceptado este martes pasado la dimisión del obispo irlandés John Magee, que ha sido acusado de mala gestión por los casos de abuso sexual en su diócesis de Cloyne, al sur de Irlanda, según ha confirmado el Vaticano a través de un comunicado.

La nota precisa que el motivo de la renuncia es el indicado en el punto 401.2 del Código de Derecho Canónico, en el que “se ruega encarecidamente al obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Magee, de 73 años, trabajó en el pasado en Roma como secretario personal de los pontífices Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. En 1987 fue nombrado obispo de Cloyne por Juan Pablo II.

Tras conocer que Benedicto XVI había aceptado su dimisión, Magee ha pedido “sinceramente perdón” a todas las personas que han sufrido abusos por parte de sacerdotes durante los años en que él era obispo de Cloyne. “A todos aquéllos a quienes he fallado de alguna manera o he hecho sufrir a causa de alguna omisión, les pido perdón” y “asumo toda la responsabilidad” de los errores cometidos en relación a este tema, añadió.

En realidad, Magee presentó su dimisión y se apartó del Gobierno de la diócesis hace un año, como consecuencia de la publicación de un informe en el que se le acusaba de no haber adoptado las medidas necesarias contra al menos dos sacerdotes pedófilos.

La denuncia sobre estos escándalos había sido presentada por el National Board for Safeguarding Children in the Catholic Church in Ireland (NBSC) y es independiente de los informes gubernamentales Ryan y Murphy, que son los que provocaron la grave crisis que está viviendo la Iglesia irlandesa en estos momentos.

Desde que estalló el escándalo, ya han presentado su dimisión cinco obispos irlandeses, aunque, por el momento, el Papa sólo ha aceptado la de Magee y la del obispo de Limerick, Donald Brendan Murray.

Estos son los mensajeros de Dios?? no gracias!!!!


El Papa paralizó el proceso contra un cura que abusó de 200 niños sordos

1. • La causa encalló después de que el acusado le pidiera ayuda en una carta de arrepentimiento
2. • Ratzinger era prefecto de la fe cuando su oficina bloqueó la investigación a un sacerdote de EEUU

El padre Lawrence Murphy. Foto: ap / jeffrey phelps
El padre Lawrence Murphy. Foto: ap / jeffrey phelps

Ratzinger.
Ratzinger.

Arthur Budzinski, víctima de abusos por parte del padre Murphy en la Escuela San Juan para Sordos, ayer en Saint Francis (Wisconsin, EEUU). Foto: ap / jeffrey phelps
Arthur Budzinski, víctima de abusos por parte del padre Murphy en la Escuela San Juan para Sordos, ayer en Saint Francis (Wisconsin, EEUU). Foto: ap / jeffrey phelps

MÁS INFORMACIÓN

* El Vaticano alega que el pederasta era anciano y estaba enfermo
* «Hemos estado detenidos más tiempo que el padre Murphy en toda su vida»
* Apartado el profesor de Figueres que engañó a niños con fin sexual
* Artículo de Olga Merino: 'El Vaticano y los abusos sexuales'
* EDITORIAL: 'La Iglesia empeora'

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

«Le ruego su amable asistencia en este asunto». Quien escribió esas palabras fue el reverendo Lawrence Murphy, un sacerdote de Milwaukee (EEUU) que se enfrentaba a un juicio canónico secreto por haber abusado de hasta 200 niños en una escuela para sordos. Quien las leyó fue el cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, entonces responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esa misiva, y el hecho de que el proceso se paralizara, representan la más contundente demostración, hasta la fecha, de la implicación del Pontífice en la ocultación de casos de pederastia en la Iglesia católica.
El caso fue desvelado ayer por The New York Times, que ha obtenido de los abogados de cinco víctimas de abusos que han demandado a la archidiócesis de Milwaukee documentos que la Iglesia intentó mantener en secreto. Su publicación no solo reabre en EEUU la herida de un escándalo que en el país explotó en el 2002, sino que se suma a la crisis a la que ha llevado al Vaticano el estallido en Europa de otros muchos casos de abusos, falta de colaboración con las autoridades civiles y protección de pederastas durante décadas.

PRIMERAS DENUNCIAS / Murphy entró a trabajar como profesor en 1950 en la respetada Escuela San Juan para Sordos. En esa década se produjeron las primeras denuncias a sus superiores de que era un agresor sexual, que abusaba de los niños bajándoles los pantalones y tocándoles en su oficina, en su coche, en la casa de campo de su madre, en excursiones y en sus dormitorios. Pese a eso, Murphy fue ascendido y en 1963 empezó a dirigir la escuela, a cuyo frente estuvo hasta 1974, cuando las acusaciones llegaron a incluir las de abusos en el confesionario, uno de los pecados más graves en el derecho canónico.
En vez de disciplinarle, el entonces arzobispo local, William Cousins, lo trasladó a otra diócesis, donde pasó otros 24 años, hasta su muerte en 1998, como sacerdote y trabajando libremente con niños.
Víctimas como Arthur Budzinski ­–un hombre de 61 años que ayer dijo que «el Papa sabía de esto y debe ser responsable»– pasaron años denunciando a Murphy. La policía investigó el caso, pero no emprendió acciones contra el sacerdote. Y nada sucedió hasta 1993.
Fue entonces cuando otro arzobispo, Rembert Weakland, se topó con los informes y denuncias sobre Murphy y contrató a un trabajador social especializado en agresores sexuales. Tras cuatro días de entrevistas, el experto confirmó que el sacerdote admitió haber abusado de unos 200 menores y no había mostrado arrepentimiento.
Weakland tardó aún tres años en buscar la intervención del Vaticano para que Murphy fuera expulsado de la Iglesia, y en su primera carta a Ratzinger, en la que mencionó los posible abusos en el confesionario, habló de tratar de contener «la rabia» en la comunidad de sordos.

NUEVO CONTACTO / Ante el silencio de la oficina que decide sobre los procesos canónicos y las expulsiones, el arzobispo contactó con otra instancia vaticana en 1997, instando a actuar ante la posibilidad de que las víctimas de Murphy presentaran una demanda en EEUU. «Un verdadero escándalo en el futuro parece muy posible», escribió.
Ocho meses después Tarcisio Bertone, entonces número dos de la Congregación y hoy secretario de Estado del Vaticano, dio instrucciones a Wisconsin de iniciar un juicio secreto siguiendo el derecho canónico. El proceso, sin embargo, se paralizó y nunca llegó a ocurrir, y ahí es donde Benedicto XVI tiene explicaciones que dar.
Ratzinger recibió una carta del sacerdote pederasta. «He sufrido hace poco otro infarto que me ha dejado debilitado. Me he arrepentido de mis pecados pasados y he vivido apaciblemente en el norte de Wisconsin durante 24 años –leyó–. Solo quiero vivir el tiempo que me queda en la dignidad de mi sacerdocio».
No hay en los archivos a los que ha tenido acceso The New York Times ninguna respuesta de Ratzinger. Pero Murphy no conoció castigo para sus crímenes (ni penitencia por sus pecados). Vio cumplido su deseo, ese para el que había pedido al actual Papa «su amable asistencia».

miércoles, 17 de marzo de 2010

EL MANOTAZO DE WASHINGTON

Por Lydia Cacho

Este sábado tres personas del consulado norteamericano en Chihuahua fueron asesinadas a balazos, por ello el Departamento de Estado ha recomendado la salida de sus representantes consulares del norte de México y colocó una alerta de violencia para quienes viajen a nuestro país. Rápidamente la Cancillería y el presidente dieron su pésame a Washington y prometieron que resolverán los casos de inmediato. Este suceso despertó la indignación del presidente Obama quien aseguró que autoridades norteamericanas colaborarán con la policía para atrapar a los asesinos. En sus declaraciones Washington asume que el narco es responsable de los homicidios. Este caso podría dar la excusa perfecta para acrecentar el intervencionismo de la CIA y la DEA en México.

Este dramático suceso revela las posturas contradictorias que el gobierno norteamericano muestra con México desde que a Bush se le ocurrió impulsar la guerra contra el narcotráfico, imitando el modelo de la paradójica guerra contra el terrorismo. En un discurso rescatista asignan al Plan Mérida recursos para auto comprarse aeronaves y armamento, y para pagar a especialistas americanos en justicia, pero en realidad el Plan Mérida tiene un presupuesto que equivale al gasto militar de un día en la guerra de Irak, y sus medidas de desempeño son una farsa porque carecen de un abordaje binacional y utilizan las cifras a conveniencia de Washington.

Hoy Obama dice que esta guerra es prioridad y asegura que tantos muertos en México (17 mil en los últimos tres años) son símbolo de éxito, una semana más tarde dice que esto es un desastre ingobernable y no tiene remedio. A eso la investigadora Laura Carlsen lo llama el discurso del delirio sensacionalista, medias verdades, omisiones, y francas mentiras, que rodean la guerra contra el narco.

Estados Unidos sigue con un juego pueril de pintar a México como el vecino salvaje y a sí mismos como la policía mundial. El amor-odio entre la Casa Blanca y Los Pinos es de antología. Uno dice que México es responsable de la violencia derramada hacia el norte (como si sus mafias y corrupción no funcionaran estupendamente) y otro responde que los norteamericanos son consumidores responsables de la demanda, acto seguido se toman la foto y se felicitan. Lo cierto es que su Plan Mérida no incluye una estrategia de reducción del consumo de drogas en el país del norte, ni una guerra abierta contra sus propias mafias de narcomenudeo, ni el debate abierto sobre legalización. Así el doble discurso solamente confunde más a los medios de ambos países.

El asesinato de su personal consular representa una escalada de la guerra del narco a una nuevo umbral. Quizá obligue al gobierno norteamericano a salir de su cómoda e hipócrita ambigüedad. En la década de los años ochenta el asesinato de Camarena, un agente de la DEA, impulsó más de “un manotazo” intervencionista por parte de las autoridades norteamericanas. Hace veinte años no funcionó, y no hay razón para pensar que ahora tenga éxito. La única salida posible es que ambos países impulsen políticas de salud, detengan la violencia y asuman las debilidades de la globalización del crimen transnacional, pero sobre todo que Washington deje de creerse el líder moral que promueve la muerte como método de justicia en países en desarrollo, porque no puede salir ileso de su propio plan.

jueves, 4 de marzo de 2010

Las cuentas del horror


Sara Lovera


MÉXICO, D.F., 4 de marzo (apro).- Es terrible que se confunda el 8 de marzo con un día de consumo y felicitaciones banales. Que se repartan flores y se hagan celebraciones.

A cien años de que se instituyó en Copenhague, Dinamarca, como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es lamentable mirar las cuentas del horror y del atraso.

Mientras se realiza una multitud confusa de actividades en torno de la “celebración”, en Tlaxcala se hacen preparativos para incluir en la Constitución local mecanismos que criminalizan el aborto y que llevará a las mujeres que escenifican una interrupción espontánea a ser acusadas de homicidio.

Adicionalmente todo se me revela cuando leo que el fin de semana anterior al 8 de marzo llegó, como quemando la ropa e hiriendo el alma, la noticia de que dos jóvenes mujeres aparecieron decapitadas, con las manos amputadas, desnudas, tiradas en las márgenes del río Mexcalpa, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, a unos 600 kilómetros de la capital del país.

Y que la cuenta de las asesinadas en Ciudad Juárez crece inopinadamente. Que el miedo y el horror cunden en casas y entre familias en Reynosa, Tamaulipas, en la zona fronteriza, como resultado de la guerra contra el narcotráfico, que en 2010 lleva más de 256 bajas.

En 1910, en agosto, se habían reunido las mujeres llamadas por Clara Zetkin, desde Chicago a Copenhague, para discutir sus derechos laborales y políticos con el objeto central de organizarse mundialmente ante el embate de la exclusión y la discriminación.

Y fue en ese escenario teñido de la amenaza de la primera Guerra Mundial, cuando se pensó en realizar cada año una jornada de estudio y reflexión sobre la condición de las mujeres, agenda a la que se agregó inmediatamente la lucha por la paz, esa tan añorada, lejana al enfrentamiento cotidiano por el poder casi siempre entre hombres.

Ahora sabemos que han pasado muchas décadas de lucha, muchos años de demandas y de cambios en la sociedad y en los estados, pero que ello no ha transformado sustancialmente la condición de dominación para la mayoría de las habitantes del mundo.

A las noticias del horror, en esta semana de “encuentros celebratorios” se sumó el informe de la Comunidad Europea que plantea que los programas contra la pobreza emprendidos por los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón han resultado ineficaces, por lo que México se reafirma como uno de los países con la peor distribución de riqueza en el mundo.

El informe --un memorándum de cinco páginas--, divulgado por el portal de Proceso, informa que a pesar de que el gasto gubernamental en programas sociales destinados a aliviar la franja de población en extrema pobreza casi se ha duplicado en los últimos 20 años, el gasto significa un modesto porcentaje de 1.3% del Producto Interno Bruto, comparado con el 16% que representa todo el gasto en el sector social.

No es difícil advertir que en la extrema pobreza se hallan mucho más mujeres que hombres, que está devastado el campo, que la migración deja a miles y miles de mujeres el encargo de atender plantaciones, cosechas y la economía de sus pueblos y comunidades.

La falta de oportunidades de empleo en general evidencia que aquellos deseos de reivindicar a las trabajadoras y organizarlas mundialmente en un polo político-socialista, en México no ha logrado casi nada.

Naturalmente alrededor del 8 de marzo se harán las cuentas, pero en estos momentos todas son regresivas. A la falta de seguridad para su integridad –los homicidios, las violaciones– se suman los discursos vacíos y las promesas de igualdad que no llegan.

Lo más grave es que continúa la escalada derechista para criminalizar el aborto. Ahora se trata de Tlaxcala, ahí desde donde se sabe que operan las bandas de trata de jovencitas que llegan a la ciudad de México a ser prostituidas. Ahí donde el lunar del atraso y la pobreza ofenden. Ahí se busca controlar el cuerpo de las mujeres.

Sabemos que no se ha reducido la cifra de homicidios en el marco del feminicidio como un sistema de exterminio callado y constante contra las mujeres. Y sabemos que las leyes son sólo de papel en un escenario de impunidad, no obstante, se harán las cuentas de los tímidos avances, de mujeres que logran puestos en los congresos, de otras que se organizan para demandar igualdad y muchas más que se mueven en un lamentable espejismo.

Formalmente, hace cien años que las mujeres organizadas han puesto en todas las esferas sus demandas. ¿Pero qué hacer frente a los horrores, como esos asesinatos de las jóvenes en Huimanguillo? y ¿qué significa que la procuraduría General de Justicia (PGJ) de Tabasco haya capturado a Álvaro Montejo, El Mara, responsable confeso de haber violado y asesinado a la joven estudiante de 18 años, Edith Balladares Ramírez, porque se negó a tener relaciones sexuales con él?

Es verdad, ella se negó y él la mató. No sabemos si al final, como sucede con frecuencia, el responsable, confeso, será liberado.

Eso sucede cien años después de que las mujeres se levantaron para pedir derechos políticos. El cuerpo de Edith Balladares, estudiante del Cecyte, apareció el pasado 22 de febrero en un lote baldío de la colonia Carrizal de Villahermosa, capital de Tabasco. Fue estrangulada por El Mara y violada inconsciente.

¿De qué se trata entonces la celebración? De levantarse y pedir que estos crímenes se detengan, urgentemente, tanto como las legislaciones que cercenan derechos adquiridos como el aborto legal; el derecho a votar y ser votada, siempre restringido; el derecho al trabajo, ahora una quimera; la urgencia de una buena vida, negada a las mujeres. No se trata de conmiseraciones ni de recordar la larga jornada que hacen día a día las mujeres, sino de pedir que cese la injusticia y la impunidad.

Es una versión pesimista para un centenario del Día Internacional de la Mujer, pero no podemos ocultar que las movilizaciones del 8 de marzo se han vuelto a teñir de ese rojo injusto, de corazones y vidas rotas.

En Tabasco, Lorena Sánchez Martínez, directora del Consejo de Derechos Humanos, informó secamente que en los últimos cinco años la prensa ha reportado el asesinato de más de 140 mujeres, 29 de esos casos registrados en 2008.

martes, 2 de marzo de 2010

Narco: infierno en Tamaulipas

REYNOSA, TAMPS., 27 de febrero (Proceso).- El escenario es de guerra. El terror es de tiempo completo y se vive la sensación del desgobierno y el desamparo social. Tamaulipas, hoy, es psicosis, amagos de estado de sitio, desinformación que a través de internet las redes sociales intentan subsanar. Ciudades como Victoria, Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo se agazapan en su propio miedo mientras decenas de ostentosas camionetas, típicas de los narcos, se apoderan de calles y carreteras. La batalla entre cárteles se libra plaza por plaza y siembra la entidad de cadáveres, ante el silencio oficial y la autocensura de los medios de comunicación locales.

Informes de inteligencia militar atribuyen el recrudecimiento de la violencia en Tamaulipas a un acuerdo entre los líderes del cártel del Golfo, Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, y Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, con Joaquín El Chapo Guzmán, el jefe del cártel de Sinaloa, para exterminar a Los Zetas, en tanto que algunas versiones aseguran que en esa alianza participa también La Familia Michoacana.

Luego de cinco meses de fuertes enfrentamientos, Los Zetas se mofaron de sus rivales con una serie de mantas colocadas el pasado martes 23 en varias ciudades aún bajo su control, y calificaron a sus rivales como “una vergüenza”.

De hecho, el cártel del Golfo y Los Zetas pelean por Reynosa desde finales de 2008, cuando Héctor Manuel Sauceda Gamboa, El Karis, líder del cártel Golfo, tomó el control de la ciudad, luego de que el Ejército detuvo a los cabecillas de Los Zetas Antonio Galarza Coronado, El Amarillo, y Jaime Durán González, El Hummer. Poco le duró el gusto. El 17 de febrero de 2009, un grupo de zetas, supuestamente comandados por su líder, Heriberto Lazcano, El Lazca, llegó a disputar la plaza. El Karis murió en la refriega.

Ese día, Los Zetas dieron una de las primeras muestras de su capacidad: mediante barricadas en entradas y salidas de carreteras y en calles estratégicas, prácticamente secuestraron la ciudad durante casi cuatro horas de enfrentamientos con sus rivales, en los que también participó el Ejército.

Desde entonces no han cesado los combates en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, principalmente, así como en una decena de poblados.

Las balaceras en Reynosa son casi cotidianas. Las más fuertes se reportaron al servicio de llamadas de emergencia del gobierno del Estado el 20 de septiembre, el 20 de octubre, el 7 noviembre y el 7 de diciembre del año pasado, pero en los medios de comunicación no se publicó nada y las autoridades no emitieron ningún reporte.

Ante el silencio de todos, decenas de audios y videos del retumbar de metralletas, bazucas y granadas fueron subidos a Youtube por cibernautas que reclamaron: “Las balaceras en Reynosa están a la orden del día y nadie dice nada”.

El secretario de Seguridad Pública del Estado, Ives Soberón Tijerina, reconoció que en los últimos meses han sido constantes los reportes de enfrentamientos armados entre grupos criminales, así como con elementos del Ejército. “En diciembre llegamos a tener más de tres balaceras cada semana”, declaró.

En Matamoros y Nuevo Laredo, Los Zetas y el cártel del Golfo cooptan a jóvenes de entre 16 y 25 años, a los que lanzan al combate. “Por cada uno que pierden, pueden reclutar a 10 más, de entre los muchos desempleados que hay en cualquier colonia marginada de estas ciudades”, comenta un funcionario de gobierno estatal. La improvisación en el manejo de armas la suplen con más violencia, dice.

Soberón Tijerina declaró que la mayor parte de las víctimas en estas balaceras son muy jóvenes, como lo ilustran los cuatro cadáveres encontrados el 23 de febrero en una casa del puerto de Tampico: tenían entre 16 y 22 años de edad.

Fuentes militares señalan que la escalada de violencia entre ambos grupos se detonó a raíz del asesinato de Víctor Peña Mendoza, El Cóncord 3, uno de los hombres más cercanos a Miguel Treviño Morales, El Z-40, el pasado 18 de enero. La ejecución fue atribuida a Samuel Flores Borrego, El Metro 3.

En represalia, Los Zetas habrían levantado a más de 10 integrantes del cártel del Golfo en esta frontera. Heriberto Lazcano, El Lazca, dio un ultimátum a Eduardo Costilla Sánchez, El Coss: a finales de enero debía entregar al Cóncord 3, antes de que “se agravaran las cosas”.

La respuesta de El Coss fue la alianza con El Chapo, quien envió refuerzos para iniciar el “exterminio” de Los Zetas, a los que acusan de ser los autores de la masacre de jóvenes en Ciudad Juárez, el pasado 31 de enero.

Extracto del reportaje que se publica en la edición 1739 de la revista Proceso que empezó a circular este sábado 27 de febrero.


REYNOSA, TAMPS., 27 de febrero (Proceso).- El escenario es de guerra. El terror es de tiempo completo y se vive la sensación del desgobierno y el desamparo social. Tamaulipas, hoy, es psicosis, amagos de estado de sitio, desinformación que a través de internet las redes sociales intentan subsanar. Ciudades como Victoria, Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo se agazapan en su propio miedo mientras decenas de ostentosas camionetas, típicas de los narcos, se apoderan de calles y carreteras. La batalla entre cárteles se libra plaza por plaza y siembra la entidad de cadáveres, ante el silencio oficial y la autocensura de los medios de comunicación locales.

Informes de inteligencia militar atribuyen el recrudecimiento de la violencia en Tamaulipas a un acuerdo entre los líderes del cártel del Golfo, Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, y Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, con Joaquín El Chapo Guzmán, el jefe del cártel de Sinaloa, para exterminar a Los Zetas, en tanto que algunas versiones aseguran que en esa alianza participa también La Familia Michoacana.

Luego de cinco meses de fuertes enfrentamientos, Los Zetas se mofaron de sus rivales con una serie de mantas colocadas el pasado martes 23 en varias ciudades aún bajo su control, y calificaron a sus rivales como “una vergüenza”.

De hecho, el cártel del Golfo y Los Zetas pelean por Reynosa desde finales de 2008, cuando Héctor Manuel Sauceda Gamboa, El Karis, líder del cártel Golfo, tomó el control de la ciudad, luego de que el Ejército detuvo a los cabecillas de Los Zetas Antonio Galarza Coronado, El Amarillo, y Jaime Durán González, El Hummer. Poco le duró el gusto. El 17 de febrero de 2009, un grupo de zetas, supuestamente comandados por su líder, Heriberto Lazcano, El Lazca, llegó a disputar la plaza. El Karis murió en la refriega.

Ese día, Los Zetas dieron una de las primeras muestras de su capacidad: mediante barricadas en entradas y salidas de carreteras y en calles estratégicas, prácticamente secuestraron la ciudad durante casi cuatro horas de enfrentamientos con sus rivales, en los que también participó el Ejército.

Desde entonces no han cesado los combates en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, principalmente, así como en una decena de poblados.

Las balaceras en Reynosa son casi cotidianas. Las más fuertes se reportaron al servicio de llamadas de emergencia del gobierno del Estado el 20 de septiembre, el 20 de octubre, el 7 noviembre y el 7 de diciembre del año pasado, pero en los medios de comunicación no se publicó nada y las autoridades no emitieron ningún reporte.

Ante el silencio de todos, decenas de audios y videos del retumbar de metralletas, bazucas y granadas fueron subidos a Youtube por cibernautas que reclamaron: “Las balaceras en Reynosa están a la orden del día y nadie dice nada”.

El secretario de Seguridad Pública del Estado, Ives Soberón Tijerina, reconoció que en los últimos meses han sido constantes los reportes de enfrentamientos armados entre grupos criminales, así como con elementos del Ejército. “En diciembre llegamos a tener más de tres balaceras cada semana”, declaró.

En Matamoros y Nuevo Laredo, Los Zetas y el cártel del Golfo cooptan a jóvenes de entre 16 y 25 años, a los que lanzan al combate. “Por cada uno que pierden, pueden reclutar a 10 más, de entre los muchos desempleados que hay en cualquier colonia marginada de estas ciudades”, comenta un funcionario de gobierno estatal. La improvisación en el manejo de armas la suplen con más violencia, dice.

Soberón Tijerina declaró que la mayor parte de las víctimas en estas balaceras son muy jóvenes, como lo ilustran los cuatro cadáveres encontrados el 23 de febrero en una casa del puerto de Tampico: tenían entre 16 y 22 años de edad.

Fuentes militares señalan que la escalada de violencia entre ambos grupos se detonó a raíz del asesinato de Víctor Peña Mendoza, El Cóncord 3, uno de los hombres más cercanos a Miguel Treviño Morales, El Z-40, el pasado 18 de enero. La ejecución fue atribuida a Samuel Flores Borrego, El Metro 3.

En represalia, Los Zetas habrían levantado a más de 10 integrantes del cártel del Golfo en esta frontera. Heriberto Lazcano, El Lazca, dio un ultimátum a Eduardo Costilla Sánchez, El Coss: a finales de enero debía entregar al Cóncord 3, antes de que “se agravaran las cosas”.

La respuesta de El Coss fue la alianza con El Chapo, quien envió refuerzos para iniciar el “exterminio” de Los Zetas, a los que acusan de ser los autores de la masacre de jóvenes en Ciudad Juárez, el pasado 31 de enero.

Extracto del reportaje que se publica en la edición 1739 de la revista Proceso que empezó a circular este sábado 27 de febrero.