miércoles, 29 de enero de 2014

Barricada de autodefensas.
Foto: Miguel Dimayuga.
A mi abuelo Juan José, michoacano como yo
MÉXICO, D.F. (apro).- La cita es del congresista Hiram Johnson, data de 1917 y ha devenido lugar común: “La primera víctima de la guerra es la verdad”.
Si lo que se vive en Michoacán es una guerra –y todo indica que así es–, significa entonces que existe un problema más del cual cuidarnos: la desinformación.
Este flagelo ha sido particularmente notorio los últimos días. De abajo de las piedras han surgido “michoacanólogos” de pacotilla que no han hecho más que agregar falsedades y angustia a una batalla de suyo difícil e ininteligible.
Para intentar aclarar un poco la nebulosa situación, he enumerado algunas de las certezas que hay respecto del conflicto y algunas de las dudas más apremiantes, a mi juicio.
Lo que sí se sabe
1. Michoacán está atascado de narco. Todos los cárteles campean en él, desde Morelia a Lázaro Cárdenas y de Zitácuaro a La Piedad. Esto significa que el problema michoacano es del tamaño de un estado, no del de Apatzingán.
2. Las autodefensas de Tierra Caliente las integran al menos 15 mil personas, según se admite desde el gobierno federal.
3. Hablar de autodefensas es hablar de paramilitarismo. Decirle a las cosas por su nombre no hace mejor ni peor al movimiento.
4. Las guardias comunitarias tienen presencia en al menos 11 municipios. Pero “tener presencia” no significa que los controlen: No deciden sus presupuestos, los planes de desarrollo, ni las amistades de los alcaldes, por ejemplo.
5. De hecho, ese es el problema en Michoacán: nadie lo controla. Ni el gobierno federal, ni el estatal, ni las autodefensas. El que está más cerca parece ser el narco.
6. En Tierra Caliente hay dinero, mucho. No sólo por el narcotráfico, sino también por la agricultura y comercio de la zona. Y las guardias están lideradas por gente de clase media, con vínculos familiares en Estados Unidos y empresariales con personas de esa y otras zonas. Eso explica, al menos en parte, los recursos con los que cuentan.
7. Hasta donde se sabe, todos los integrantes de las autodefensas son habitantes de las zonas afectadas, no mercenarios, como ha podido corroborar todo periodista que se haya adentrado en la zona. No hay ninguna prueba en sentido contrario.
8. El descontento popular en la Tierra Caliente michoacana es añejo y totalmente justificado. Lo causa el narcotráfico pero, sobre todo, la indolencia y estupidez gubernamentales. Es enorme y aún está en la fase de crecimiento, como Proceso y otros medios han documentado.
9. Michoacán siempre ha sido un hervidero social. No es descabellado suponer que muchas otras inconformidades (magisterial, normalista, la de transportistas, la de gente que repudia las reformas energética y educativa…) quieran sumarse a la ola provocada por las autodefensas. De lograrlo, sacarían de madre al conflicto. Esa es una preocupación central en Los Pinos.
10. Durante el sexenio pasado y el actual, los habitantes de Tierra Caliente informaron a las autoridades de la ubicación de diversos capos, como se ha documentado en medios nacionales. Pero los mafiosos no fueron aprehendidos. Tampoco se ha resuelto más de 95% de los 990 asesinatos perpetrados en Michoacán en 2013. Ni hablar de los de 2012, 2011, 2010, 2009, 2008, 2007, 2006 y antes. La impunidad es la gasolina del conflicto.
11.No se han resuelto las denuncias hechas por las autodefensas respecto de narcofuncionarios (actuales, pasados y sus familiares) enquistados en gobiernos municipales. Responder las exigencias legítimas de las guardias comunitarias es toral para solucionar el problema.
12. Las redes y los integrantes de La Familia Michoacana siguen vivos y funcionando, según constatan los habitantes de la Tierra Caliente. Poco importa si su cúpula se enfrentó y segmentó, si uno de los grupos resultantes cambió de nombre o si se han concentrado en otras entidades. Siguen ahí, y negarlo sólo agrava la situación.
13. En el currículum del flamante comisionado federal Alfredo Castillo no hay ningún renglón que sugiera que el funcionario tiene a) conocimiento del conflicto michoacano, b) capacidad real de solucionarlo. Castillo es especialista en atemperar los daños que sufra la imagen peñista, más bien (Proceso 1942). Ergo: hay que tomar con cautela cualquier cosa que diga saber.
14. Los gobiernos federal y estatal están enfrentados. Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong apoyan a las autodefensas. El titular de Gobernación les ofreció trabajar unidos y Peña convertirlos en policías. La administración de Fausto Vallejo no las tolera. Este enfrentamiento aún no está solucionado y depara varios capítulos.
Lo que no queda claro
1. No se sabe si las autodefensas alcanzan los 45 mil integrantes, como asegura el vicario de la catedral de Apatzingán, Gregorio López.
2. Sigue sin investigarse el papel de los exgobernadores Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy, además del de sus colaboradores, en el empoderamiento del narco en el estado. Huelga recordar que no se ha solucionado la masacre a granadazos perpetrada la noche del Grito de 2008 en el centro histórico de Morelia.
3. Aún no se esclarece el papel del megaendeudamiento promovido por Leonel Godoy durante su gobierno. “Seguir el dinero” siempre es buena idea; resulta ingenuo suponer que esa infinita cantidad de recursos sea ajena al enorme motor económico que es el narcotráfico.
4. No queda claro cuál es la presencia en el conflicto michoacano del vecino Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aliado del Cártel de Sinaloa y enfrentado con Los Templarios. Es importante mencionar que el CJNG se coaligó en Guerrero con las bandas locales que repudian… a Los Templarios. Es irreal suponer que esa mafia está cruzada de manos mientras las autodefensas y los templarios combaten. En términos llanos: El Chapo Guzmán debe estar metido en Michoacán, pero no se sabe cómo ni si está moviendo los hilos de las autodefensas (como acusan Los Templarios).
5. El origen de las armas de las guardias comunitarias sigue siendo oscuro. De hecho, es de los aspectos más opacos del problema. Las autodefensas argumentan que se trata de a) instrumentos de caza, b) regalos de empresarios migrantes indignados, c) fusiles de asalto que han arrebatado a templarios que han matado. Pero no han muerto más de 100 templarios desde que surgieron las autodefensas y casi no se ven escopetas de caza. Comprar 10 mil cuernos de chivo, pongamos por caso, costaría al menos 50 millones de pesos.
6. Eso lleva a dos grandes misterios: a) los vínculos de las guardias con los empresarios michoacanos exiliados en Estados Unidos, que presuntamente están pagando las armas, y b) el tipo de relación que mantienen con la administración de Peña Nieto. Todo gobierno querría un grupo que le hiciera el trabajo sucio. Este es un riesgo real: que el Ejecutivo infiltre o fortalezca a las guardias comunitarias para golpear al narco de un modo más contundente y sin responsabilidad directa. Ya ha pasado en Colombia y España. No es una acusación, es una probabilidad que hay que atajar institucionalmente.
7. No hay claridad en el perfil de José Manuel Mireles, vocero de las autodefensas recientemente accidentado. En dos ocasiones (una hace seis meses y otra hace dos semanas) se ha filtrado el presunto expediente penal de José Manuel Mireles. Ni siquiera se sabe si es verdadero.
8. El exgobernador interino de Michoacán Jesús Reyna no ha aclarado una acusación concreta que pesa sobre él: acudir al funeral del padre de Nazario MorenoEl Chayo, otrora jefe de La Familia Michoacana. No ha difundido qué hizo el día en el se realizó el sepelio.
9. De hecho, sigue sin saberse si Nazario Moreno está vivo o muerto. No hay pruebas concluyentes en ningún sentido.
Twitter: @JCOrtegaPrado