domingo, 20 de abril de 2008

LA MAS GRANDE ENTREVISTADORA DE LOS TIEMPOS MODERNOS



Oriana Fallaci en una imagen tomada en 2002. (Foto: AP)Valorando a Oriana Fallaci

por Daniel Pipes
Diario Exterior
18. Septiembre 2006

Original en Inglés: Appreciating Oriana Fallaci

Oriana Fallaci falleció el viernes, 15 de septiembre, en Florencia, Italia.

En su memoria, ofrezco la presentación de la srita. Fallaci que hice, a petición suya, el 28 de noviembre del 2005 en el acto en su honor ofrecido por el Centro para el Estudio de la Cultura Popular, presidido por David Horowitz. Su discurso de esa noche, en el 3 de West Club en New York City, fue posteriormente incorporado a su libro La fuerza de la razón. Me consta que ésta fue su última aparición pública.

Es un enorme placer presentarles a Oriana Fallaci.

Nacida en 1930 en Florencia, Italia, fue educada en una familia antifascista y su padre fue líder en la lucha contra Mussolini. A la edad de 14 años, la srita. Fallaci tomaba parte en la Resistencia. Por su labor durante la guerra, recibió un premio del Mando de las Fuerzas Aliadas en Italia. Más tarde asistió a la Universidad de Florencia.

Desde muy temprano tuvo el impulso del escritor. Escribía lo que llama "relatos cortos inocentes" a la edad de 9 años, y a los 16 (tras mentir acerca de su edad) comenzaba a cubrir temas policiales y hospitalarios. Así es como ella ha descrito su experiencia literaria:

Me senté frente a la máquina de escribir por primera vez y me enamoré de las palabras que emergían como gotas, una a una, y permanecían sobre el folio blanco... cada gota se convertía en algo que de ser mencionado discurría alejándose, pero que como palabras sobre folios, solidificaban, ya fueran buenas o malas.

En una línea menos poética, también ha reconocido que "lo que realmente me mueve a escribir es mi obsesión con la muerte".

La srita. Fallaci escribió posteriormente para muchas publicaciones italianas, europeas y americanas, incluyendo el Corriere della Sera, Le Nouvel Observateur, Der Stern, Life, Look, el New York Times Magazine, el Washington Post o The New Republic.

Como corresponsal de guerra, cubrió los principales conflictos de nuestro tiempo.

Cubrió la insurrección de Hungría, siendo detenida en el proceso.

Pasó 7 años sobre el terreno en Vietnam, tanto Norte como Sur, y terminó siendo expulsada del Sur.

Informó acerca de las revoluciones en Latinoamérica: Brasil, Perú, Argentina, Bolivia, así como de la Masacre de Tlatelolco en el Ciudad de México, donde fue una de las dos únicas supervivientes. (Acabó atrapada en una concentración de oposición a la decisión del gobierno mexicano de dedicar enormes cantidades de dinero a las Olimpiadas de 1968 y Fallaci fue alcanzada de un disparo por la policía, recibiendo impactos de bala en su hombro, espalda y rodilla).

Cubrió la guerra civil del Líbano y la Guerra de Kuwait.

La srita. Fallaci hizo de las entrevistas con figuras poderosas la marca de la casa, o por utilizar su terminología más colorista, "esos bastardos que deciden nuestras vidas", incluyendo Willy Brandt, Lech Walesa, Moammar Qaddafi, Golda Meir, Ariel Sharon, Haile Selassie, el Shah de Irán, Indira Gandhi, Zulfikar Alí Bhutto, o Deng Xiaoping, y H. Rap Brown. Asimismo, entrevistó a figuras no políticas relevantes como Federico Fellini, Sean Connery, Sammy Davis, Jr., Arthur Miller, Orson Welles e incluso Hugh Hefner.

Es la única persona en haber entrevistado al ayatolá Jomeini, con quien pasó seis horas. En un momento dado, hizo trizas memorablemente su chador con indignación y se lo tiró a su eminencia.

Conocida por sus tácticas de entrevista desafiantes, Fallaci obligaba a sus víctimas a hacer revelaciones que no pretendían. "Hablemos de la guerra", desafió a Henry Kissinger en su entrevista de 1972, quizá la que los americanos recordarán mejor. Antes de esta entrevista, Kissinger había revelado poco a la prensa acerca de su vida y personalidad. Fallaci persiguió con insistencia al secretario de estado durante su conversación para que explicara porqué un simple diplomático disfrutaba de tal fama. Planteó la cuestión, pero eventualmente desistió. "En ocasiones", declaró él, "me veo como un cowboy que encabeza la caravana solo a lomos de su caballo, una historia del salvaje oeste si lo prefiere". Kissinger desvelaba así cómo se veía - como un líder heroico que impone al control del timón de la política norteamericana - y, posteriormente, fue masivamente criticado. Incluso años después, Kissinger se refería a su entrevista con la srita. Fallaci como "la conversación más desastrosa que he tenido nunca con ningún miembro de la prensa".

Sus entrevistas también incluían detalles inusuales. Por ejemplo, de Yasir Arafat escribía acerca de

su "grueso bigote árabe y su corta estatura, combinados con manos y pies pequeños, piernas gruesas, un tronco voluminoso, enormes caderas y pectorales reducidos le hacen tener un aspecto bastante inusual". Describe con gran detalle su cabeza y su cara, observando que "carece casi por completo de mejillas o frente, todo se resume en una gran boca de labios rojos y carnosos, una nariz agresiva y dos ojos que te hipnotizan".

Un biógrafo, Jill M. Duquaine, llama a Fallaci "la más grande entrevistadora política de los tiempos modernos".

Es autora de 13 libros, todos traducidos al inglés excepto dos. En conjunto, han sido traducidos a 26 idiomas y publicados en 31 países.

El primero, Los siete pecados de Hollywood, aparecía en italiano en 1958 abriendo con un prefacio de Orson Welles.

El sexo inútil: viaje alrededor de la mujer, 1964. (Crónica de un confuso viaje alrededor del mundo para un semanario, L'Europeo)

Penélope en guerra, 1966. (Una novela acerca de una joven periodista obsesionada con la carrera se rechaza las peticiones de su novio de quedarse en casa y tener familia)

Si el sol se pone, 1966. (Colección de artículos acerca del programa espacial americano)

Los ególatras: 16 entrevistas sorprendentes, 1968.

Nada, y que sea así, 1972 (sobre la guerra de Vietnam, empático con el Vietcong) - comparte Second Thoughts con nuestro anfitrión de esta noche, David Horowitz

Una entrevista con la historia, 1976, recogía algunas de sus destacadas entrevistas; ha sido descrito como "uno de los clásicos del periodismo moderno".

Carta a un hijo no nato, 1976 (una novela, llamada "uno de los escritos feministas más refinados acerca del embarazo, el aborto y la tortura emocional").

Un hombre, 1980 (una novela basada en su experiencia personal con el poeta griego y líder de la resistencia Alekos Panagoulis)

Inshaláh, 1992 (otra novela, acerca de la guerra civil del Líbano).

Tras un silencio de diez años, publicó La rabia y el orgullo en el 2001, una respuesta al desafío del Islam radical. Vendió un millón de ejemplares en Italia y medio millón en el resto de Europa.

En el 2004 escribía La fuerza de la razón, que aparece en inglés este mes con Rizzoli. Vendió un millón de ejemplares en Italia. En él, argumenta que la caída de Occidente ha comenzado a causa del Islam radical. La democracia de corte occidental, con su libertad, sus derechos humanos, su libertad de expresión y fe, no puede coexistir con el Islam radical. Uno de los dos tiene que perecer. Ella apuesta a que Occidente fracasa.

El tercer libro de su trilogía islámica, Fallaci se entrevista a sí misma y El Apocalipsis, también apareció en el 2004, en italiano (y aún no en inglés). He aquí lo que Bat Ye'or expresó acerca suyo escribiendo en FrontPageMag.com, otra actividad del patrocinador de esta noche, el Centro para el Estudio de la Cultura Popular: "En esta breve obra maestra, Oriana Fallaci nos hace romper a llorar, nos hace reír a carcajadas, nos ilumina y nos transmite su amor y desprecio a una Europa a la que sirvió con tan gran devoción y a la que ahora contempla con desprecio mientras se viene abajo".

En una entrevista en el 2002, se le preguntó por George W. Bush. "Veremos; es demasiado pronto", contestó. "Yo tengo la impresión de que Bush tiene cierto vigor y también la dignidad que lleva olvidada ocho años en Estados Unidos". Pero tuvo sus diferencias con él, especialmente cuando el presidente llama al Islam "una religión de paz". "¿Sabe usted qué hago cada vez que lo dice en televisión? Estoy sola viéndolo y digo, '¡Cierra la boca! ¡Cierra la boca, Bush!' Pero no me escucha".

En sus años previos, su cobertura la puso en peligro muchas veces; hoy en día, son sus escritos sin tapujos acerca del Islam lo que crea peligro: "Mi vida", escribía la srita. Fallaci recientemente, "está en peligro serio".

También ha tenido quebraderos de cabeza legales. Fue juzgada dos veces en Francia en el 2002 y procesada con cargos en Italia en mayo del 2005. Fue procesada bajo una provisión del código penal italiano que criminaliza "la vilificación de cualquier religión admitida por el estado". Específicamente, afirma que La fuerza de la razón "difama al Islam". Se diría que, en busca y captura por un crimen de libertad de expresión en su país natal, la periodista más celebrada de Europa reside ahora en el exilio en Manhattan.

El demandante es un fundamentalista musulmán de origen escocés llamado Adel Smith. Se piensa que es el autor de un panfleto titulado "El Islam castiga a Oriana Fallaci" que llama a los musulmanes a "eliminarla" y "acudir y morir con Fallaci". En otro orden de cosas, Smith también ha llamado a la destrucción del fresco medieval "El juicio final" de Giovanni da Módena, en la Catedral de Bologna, porque representa al profeta Mahoma languideciendo en el infierno.

Los escritos de la srita. Fallaci, por supuesto, también le han granjeado numerosas oportunidades. Me gustaría mencionar una: fue una de las primeras personas invitadas a una audiencia por el Papa Benedicto XVI, un encuentro aún más significativo para ella habiéndose declarado públicamente atea. Antes de su reunión, esto es lo que tenía que decir la srita. Fallaci acerca del Papa:

Me siento menos sola cuando leo los libros de Ratzinger. Soy atea, y si una atea y el Papa piensan lo mismo, es que tiene que haber algo cierto. ¡Es así de simple! Tiene que haber alguna verdad humana aquí más allá de la religión.

Es un honor particular tener con nosotros a la srita. Fallaci esta noche, no siendo conocida precisamente como aficionada a actos sociales. He aquí su descripción de sus hábitos de trabajo:

Comienzo a trabajar temprano (8 u 8:30 de la mañana) y continúo hasta las seis o las siete de la tarde sin interrupción. Es decir, sin comer y sin descansar. Fumó más de lo normal, lo que significa alrededor de 50 cigarrillos al día. Por la noche duermo mal. No veo a nadie. No contesto el teléfono. No voy a ninguna parte. Ignoro los domingos, las vacaciones, las Navidades, los años nuevos. Me pongo histérica, en otras palabras, e insatisfecha y me siento culpable e infeliz si no escribo mucho. A propósito, soy una escritora muy lenta. Y vuelvo a redactar obsesivamente.

Para concluir, he aquí a Oriana Fallaci, hablando de su herencia: espera, a través de sus libros,

morir un poco menos cuando muera. Dejar a los niños que no tuve... Hacer que la gente piense un poco más, fuera de dogmas con los que esta sociedad nos ha alimentado a través de siglos. Contar historias e ideas que ayuden a la gente a ver mejor, a pensar mejor, a conocer más.
La escritora italiana Oriana Fallaci, afincada en Nueva York, ha concedido este jueves una entrevista al diario The Wall Street Journal en la que declara sentirse menos sola con las obras del cardenal Ratzinger, Benedicto XVI. La intelectual italiana es atea, pero se identifica con los valores de occidente, que ve amenazados.

Oriana Fallaci ha declarado a The Wall Street Journal que "Europa no es ya Europa, es Eurabia, una colonia del Islam donde la invasión islámica no viene solo en un sentido físico, sino también mental y cultural" y se duele de que "el servilismo con los invasores ha envenenado la democracia, con consecuencias obvias para la libertad de pensamiento y para el mismo concepto de libertad". La veterana periodista, cuya vida está amenazada por una larga enfermedad, ha sido procesada por presunto vilipendio del Islam.
Fallaci cree que el mal de Europa es generalizado en Occidente. Al diario neoyorkino le dijo que "Occidente revela un odio por sí mismo que es extraño y sólo puede ser considerado patológico; Occidente ya no siente amor por sí mismo. En su propia historia solo ve lo que es deplorable y destructivo, mientras que no ve lo que es grande y puro".

Uno de los problemas se encuentra, según la intelectual, en la falta de líderes. La nuestra "es una era sin líderes. Hemos dejado de tener líderes a finales del siglo XX. Aunque alaba de Juan Pablo II que en su opinión era "un guerrero que hizo para acabar con la Unión Soviética incluso más que América". Pero nunca le perdonará "su debilidad hacia el mundo islámico. ¿Por qué? ¿Por qué ha sido tan débil?".

Como ejemplo de la decadencia occidental, la periodista italiana advierte: "mira al sistema escolar hoy en Occidente. Los estudiantes ¡no saben historia! ¡No saben quién era Churchill! En Italia ¡ni siquiera saben quién es Cavour!", en referencia al conde Camillo Benso di Cavour. Añade que "no puedes sobrevivir si no conoces el pasado" y "el momento en el que abandonas tus principios y tus valores estás muerto; tu civilización está muerta, tu sociedad está muerta. Y punto".

Oriana Fallaci se ve a sí misma como una revolucionaria porque "hago lo que los conservadores europeos no hacen; y es que no acepto ser tratada como una delincuente".

Yo me avergüenzo

La periodista italiana publicó últimamente "La rabia y el orgullo", un ensayo de gran éxito en el que alertaba de lo que, a su juicio, son las mayores amenazas a la civilización occidental. En un resumen publicado por Libertad Digital, Fallaci escribía " Me parece vergonzoso que en Italia se haga una manifestación de individuos que vestidos de kamikazes berrean infames injurias contra Israel, exhiben fotografías de líderes israelíes sobre cuya frente han pintado una esvástica e incitan al pueblo a odiar a los hebreos ".

Una lista de denuncias que incluye "Me parece vergonzoso que acojan en sus debates con tanta deferencia a los bellacos que ayer celebraban la masacre de Nueva York y hoy celebran las matanzas de Jerusalén, Haifa, Netania o Tel Aviv." o "Me parece vergonzoso que en nombre de Jesucristo (un hebreo sin el cual hoy estarían todos en el paro) los curas de nuestras parroquias o centros sociales cortejen a los asesinos de los que, en Jerusalén, no pueden salir a tomar una pizza o a comprar huevos sin saltar por los aires".

Opinión
ROMA.- La escritora y periodista italiana Oriana Fallaci falleció la noche del jueves, a los 77 años, en un hospital de la ciudad de Florencia, según informa la agencia Ansa. Sufría cáncer desde hace varios años.

En los últimos años, Fallaci había atraído la atención internacional especialmente por sus duras críticas al islamismo radical, tras los atentados del 11-S en EEUU.

La escritora, nacida en Florencia y afincada desde hacía años en EEUU, vivió de cerca, en su residencia de Manhattan, los atentados contra las Torres Gemelas y ello le hizo romper el silencio guardado durante años después de ejercer como periodista de guerra.

El resultado fue un amplio y polémico artículo titulado 'La rabia y el orgullo' (pdf), que fue publicado después, en 2002, como libro y que dividió a sus propios seguidores. En él describe al Islam como opresivo y a los inmigrantes árabes en Europa como sucios e intolerantes.

Desde entonces, Fallaci criticó a Occidente por ser demasiado "débil" ante el mundo musulmán. Defensora del término 'Eurobia', que explicaba como una nueva situación geopolítica en la que la cultura dominante en Europa ya no sería la occidental, sino la islámica, se había erigido como una de las mayores críticas del islamismo radical.

En 2004, publicó otro libro, 'La fuerza de la razón', que profundizaba en las mismas críticas contra el Islam y el fundamentalismo.

"Nuestro primer enemigo no es Bin Laden ni Al Zarqaui, es el Corán, el libro que los ha intoxicado", dijo en una entrevista en EL MUNDO en septiembre de 2005.

Tanto 'La rabia y el orgullo', como 'La fuerza de la razón' y otra obra más, 'El apocalipsis', pueden encontrarse en España editados por La Esfera de los Libros.
Entrevistas y novelas

La periodista marcó su rumbo durante la Segunda Guerra Mundial al unirse a la resistencia antifascista, y luego siguió mostrando su valentía como corresponsal de guerra.

En los años 70 y 80 se consagró como una de las entrevistadoras más osadas del mundo. Entre los líderes mundiales con los que habló estaban: el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, la primera ministra de Israel, Golda Meir, al ayatolá Jomeini y el secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger.


Kissinger llegó a escribir de ella que su entrevista había sido "la más desastrosa conversación individual jamás sostenida" que tuvo con un miembro de la prensa después de que Fallaci lo azuzara hasta conseguir que el dirigente aceptara reconocer que la guerra de Vietnam fue "inútil".

La modestia nunca fue precisamente una virtud de Fallaci, quien atribuía su brillantez a su personalismo. "Cada entrevista es un retrato de mí misma", declaró al semanario 'Time' cuando aún estaba en activo: "Son una extraña mezcla de mis ideas, mi temperamento, mi paciencia y todo esto guía las preguntas".

Sus libros de aquellos años, resultado de su vasta experiencia, nada tenían que ver con sus últimas expresiones de rabia. Entre sus novelas, 'Un hombre', que contaba la historia de Alekos Panagoulis, un héroe de la resistencia griega y su amante en los 70 (tras una entrevista); 'Inshallah', publicado en 1990, que novelaba la historia de las tropas italianas en el Líbano. Sus best-seller incluyen 'Entrevista con la historia', un clásico del periodismo con sus grandes conversaciones con políticos y actores, y 'Si el sol muere', sobre la exploración espacial de Estados Unidos.

Desde los 90, permaneció lejos del periodismo y en absoluto silencio, aislada y sola en su casa de Manhattan, entre otras cosas por su lucha contra el cáncer de pecho. Decía que únicamente se movería por entrevistar a Osama bin Laden.

Entre sus controvertidas pero nunca ignoradas opiniones, Fallaci consideraba que Bush recuperó el orgullo estadounidense y que Zapatero se había plegado a presiones del 'lobby' homosexual pagando su voto con la regularización del matrimonio gay.
Sobre el cáncer y la muerte

Las exequias de Fallaci se celebrarán, por expreso deseo suyo, en la más estricta intimidad, según señalaron sus familiares.

Muy pocos sabían que Fallaci había regresado de Estados Unidos, donde residía de manera estable, según indicaron medios locales.

En el libro publicado en 2004 'Oriana Fallaci entrevista a Oriana Fallaci', analizaba el "cáncer moral que devora a Occidente" y su propia enfermedad. Escribió que le acechaba la muerte y que tenía "algún anticuerpo en el cerebro, pero no mucho tiempo que vivir y sí muchas cosas todavía por contar".

Fallaci aseguraba que no tenía miedo a la muerte y que lo que sentía era "una especie de melancolía. Me desagrada morir, sí, porque la vida es bella, incluso cuando es fea".
El pasado mes de julio Fallaci recibió en España el Premio Luca de Tena, aunque no pudo estar presente para recogerlo y en diciembre 2004 recibió en Italia la medalla de oro como "benemérita de la cultura".