domingo, 25 de mayo de 2008

ARBOL MILENARIO



Baobab o Árbol del pan del mono (Adansonia digitata) es el nombre de un árbol africano de la subfamilia bombacoideae, la cual está bastante extendida en el mundo y cuenta con representantes en América, como la ceiba y el madera de balsa.

Michel Adanson.El nombre científico de "Adansonia digitata" le fue impuesto para honrar al sabio francés que describió, por primera vez para Europa, a éste árbol, Michel Adanson (1737-1806), de su apellido se deriva "adansonia", en tanto que la palabra digitata se inspira en la forma de "mano con dedos" de las hojas de este gigante africano.

Adanson vivió en África entre 1748 y 1753, y fue durante este período de su vida, que en 1751, publicó un estudio especializado del Baobab, en 1757 publicó su "Historia natural de Senegal" JOSE


Descripción Las flores del baobab son hermafroditas, actinomorfas, blancas y en forma de mano (de ahí su nombre digitata, "con dedos"). Producen un fruto que parece un melón pequeño. Los árboles llegan a crecer hasta 25 m de altura, pero el perímetro de su tronco puede superar los 40 m. Es leñoso y su madera es blanda. Se calcula que algunos tienen una edad de aproximadamente 4.000 años.


Distribución Es endémico en las áreas semiáridas al sur del Sahara, en África, donde se encuentra con mayor abundancia, pero debido a que puede habitar entre el nivel del mar y los 1.250 metros de altura, en clima cálido, se han reportado especímenes en el centro y en el este del continente.

En el Parque nacional Kruger son más frecuentes en las regiones rocosas, como las montañas Lebombo o entre Punda Maria y Pafuri.

En general, en Madagascar se encuentra el mayor número de especies de adansonias.


Un árbol emblemático y su orden
Flor y fruto del Boabab
Pasta obtenida de la semilla del BoababEs el árbol emblemático de Madagascar porque como ya se mencionó, en este país se concentra el mayor número de especies de adansonias, pero es el baobab la más conocida internacionalmente.

Sudáfrica estableció la Orden del Baobab para premiar a sus ciudadanos excepcionales, entre las razones que justifican al Baobab para denominar a este importante reconocimiento sudafricano, se expresa:

"El Baobab, es un árbol tropical de África, es símbolo de resistencia, tolerancia, vida comunitaria y longevidad. Es valorado también como manifestación de vitalidad, es un árbol dotado a la vez de propiedades mágicas y utilitarias: Nos proporciona fibra para nuestra ropa y para nuestras cuerdas y lazos, fruta y combustible entre otros productos. El baobab se distingue por su estatura y la apariencia de árbol que crece "desde arriba hacia abajo" y hace siglos que es utilizado como el lugar en que se reunen las comunidades de África"
"Los elementos en el diseño de la medalla que se otorga como parte del premio, simbolizan longevidad, apoyo a la comunidad, contribución y prosperidad orgánica."
"La Orden de el Baobab representa una contribunción excepcional y se premia a sudafricanos distinguidos por servicios más allá del deber en las siguientes categorías:
Lucha por la democracia
Instauración de la democracia y derechos humanos
Construcción de la nación
Paz y seguridad
Periodismo, literatura, artes, cultura, deportes y música
Negocios y la economía
Innovación en las ciencias, medicina y tecnología
Servicio comunitario
"La Orden del Baobab se otorga en tres clases:

Clase 1 = Consejero Supremo de la Orden del Baobab (Oro)
Clase 2 = Gran Consejero de la Orden del Baobab (Plata)
Clase 3 = Consejero de la Orden del Baobab (Bronce)"

Árbol ejemplar y singular "Arbol que crece desde el cielo"Debido a la edad que tienen algunos ejemplares, a su tamaño y forma, a su utilidad para el ecosistema y para los habitantes de las zonas en que crece y, desde luego, a su extraña belleza, el baobab es uno de los árboles más apreciados del continente africano y uno de los seres vivientes que lo identifican. Es también motivo de muchas y variadas historias, por ejemplo se dice que existe uno tan grande que en su interior se aloja una estación de autobuses donde tranquilamente pueden esperar hasta 40 personas; a 500 km al norte de Johanesburgo, uno es utilizado como cantina, y en un fin de semana se registró la plusmarca de 50 personas en su interior. Dice una de las leyendas autóctonas que en su interior crecen las alimañas, y que ahí se colocan los cuerpos de los delincuentes hasta que se conviertan en momias.

Los viajeros ingleses circularon la descripción de que el baobab era un “árbol al revés”, debido a que las ramas superiores, durante la estación de verano, se asemejan a raíces.

No obstante su popularidad, su nombre ocasiona equivocaciones, ya que suele llamársele “boabab” y no baobab (plural, "baobabes").


Un árbol útil Baobab Su fruto es rico en fibra y es un excelente alimento humano, se consume como pasta y se elabora con él una bebida refrescante. Por su parte, los elefantes lo encuentran simplemente irresistible, no sólo para comerlos en cuanto están creciendo como plantas verdes, sino además para comer la suave madera de su tronco socavándolos con sus colmillos y trompa hasta el grado que a veces el árbol muere o se desploma; es frecuente encontrar árboles muertos en las zonas donde se alimentan los elefantes o en la cercanía de los lagos donde acuden a beber.

Con las hojas del baobab se puede hacer una sopa y tribus como los Dogones de la Falla de Bandiagará (Malí) y antes los Telem aprovechan su corteza para fabricar cuerdas.

Por último, el baobab puede almacenar hasta 120.000 l de agua, lo cual explica la importancia de este gigante en el entorno desértico de África.


El baobab inspira a los escritores Resulta inevitable que el baobab influya a la literatura africana, así que al menos debemos citar el libro de la escritora senegalesa Ken Bugul (pseudónimo de Mariétou Mbaye), que escribió El baobab que enloqueció, nombre que despierta curiosidad debido a los hábitos sedentarios y a la adusta presencia del milenario árbol, que impresiona por su paciencia.

Pero no sólo influye a la literatura africana, también lo hace en la literatura española, como lo demuestra el libro El caudillo de las manos rojas de Gustavo Adolfo Bécquer, quien nos deleita con éste párrafo:

El sol lanza sus rayos perpendiculares sobre la tierra. Los viajeros, fatigados de su trabajosa jornada, reposan a la orilla del río, a cuya fuente se aproximan. Un baobab corpulento y magnífico les presta su sombra, capaz de cubrir a una tribu de guerreros.

En el capítulo V de El Principito, su autor, el francés Antoine de Saint-Exupery, plasma un curioso diálogo, en el que el Principito se muestra preocupado por los daños que podría ocasionarle a su diminuto asteroide un baobab, por lo que recomienda con énfasis: «¡Niños atención a los Baobabs!». He aquí la transcripción de un fragmento del capítulo:

—¿Es verdad que los corderos se comen los arbustos?
—Sí, es cierto.
—¡Ah, que contento estoy!
No comprendí por qué era tan importante para él que los corderos se comieran los arbustos. Pero el Principito añadió:
—Entonces se comen también los baobabs.
Le hice comprender al principito que los baobabs no son arbustos, sino árboles tan grandes como iglesias y que incluso si llevase consigo todo un rebaño de elefantes no serían suficientes para comerse un solo baobab.

El escritor Rene Ferriot define a estos árboles de la siguiente manera:

Los baobabs son árboles vagamente extraños, obscenos, llenos de una enfermedad de espesor, elefantitis fálica. Tormentosos, fijados en sus gestos cortos, sus ramas de fuegos artificiales no iluminan nada más que el abismo de sus troncos cavernosos, donde la fibra se anuda sobre una sequedad terrible, una prodigiosa dureza que fabrica la savia con nada, con una gota de vapor sin existencia. Los baobabs son en la sabana un pretexto, una presencia insólita en un paisaje austero.

Una familia de hijos pródigos y variados [editar]Afortunadamente, en la familia de los baobab existen, además del africano (Adansonia digitata), uno en Australia (Adansonia gibbosa), que es el más pequeño, ya que no supera los 10 cm, y seis en Madagascar, que es donde se supone es originaria esta familia y que se mencionan a continuación:

Adansonia digitata, el baobab por excelencia.
Adansonia gibbosa, también conocido como árbol de la rata muerta o árbol botella el más pequeño, y endémico en Australia.
Adansonia grandideri quizás el más bello, debido a su altura de 25 m y a su esbeltez; acilindrado, liso y gris.
Adansonia madagascariencis, pueden medir de 5 a 12 m y ser de formas muy distintas.
Adansonia perrieri, el de mayor riesgo de extinción.
Adansonia rubrostipa, el más pequeño de los de Madagascar, de 4 a 5 m, aunque pueden encontrarse de hasta 20 m de altura.
Adansonia suarezensis, también en gran peligro, miden hasta 25 m y son esbeltos, unos 2 m de diámetro del tronco. Sus semillas son las más grandes de la familia.
Adansonia za